lunes, 22 de abril de 2013

Estilos y formas poéticas del siglo XVII



A) Culteranismo y conceptismo

Ambos estilos parten de un intento común de superar las formas renacentistas aunque separan sus estilos y siguen caminos estilísticos distintos. El culteranismo sigue la vía de la forma poética, y el conceptismo se encamina hacia el juego semántico y de conceptos.

i. Culteranismo

El culteranismo, que en un principio se definía como una voz peyorativa en contra de la poesía de Góngora y sus seguidores, pretendía hacer creaciones poéticas minoritarias y selectivas, utilizando recursos lingüísticos variados:
  • Vocabulario: se manifestó una renovación del léxico poético mediante la introducción de numerosos latinismos, los cuales resultaban extraños en esa época incluso para muchos lectores cultos.
  • Sintaxis: se produjo una auténtica revolución, pues se pretendía una aproximación de la sintaxis castellana al orden de la frase latina. Se recurría por ejemplo a hipérbatos, transposiciones, y construcciones clásicas como los ablativos absolutos o los acusativos griegos.
  • Figuras y recursos estilísticos: Los procedimientos lingüísticos no fueron los únicos utilizados por el culteranismo en su intento de crear un nuevo lenguaje poético, sino que recurre también a otras figuras y recursos estilísticos. Así, la metáfora, tan utilizada durante el Renacimiento, es renovada extrayéndole posibilidades inexploradas; por ejemplo, estableciendo relaciones ocultas entre los objetos comparados (la comparación de los objetos es la base de la metáfora), pero en este caso no existe una identificación inmediata entre ellos.
  • Motivos: el culteranismo recurre también con insistencia a motivos que ya eran utilizados con profusión durante el Renacimiento, como son los de tipo mitológico. En este periodo tales referencias clásicas se amplían, constituyendo su alusión un recurso constante.
Todos estos recursos son utilizados por el culteranismo para alejar el lenguaje poético del de uso corriente, lo que implicaba darle conscientemente a esta poesía un carácter minoritario y selecto. Góngora y otros poetas culteranos enriquecieron la expresividad poética con estos recursos literarios, aunque otros poetas con menos habilidad los utilizaron para cubrir la falta de inspiración poética o la variedad temática, convirtiéndose en una moda poco agraciada.
Góngora fue el máximo exponente de la poesía culterana, y de hecho a esa orientación poética también se le denomina habitualmente "gongorismo". La influencia de este genio fue inmensa, ya desde los primeros poemas que compuso. Incluso sus oponentes y detractores más férreos, como Quevedo y Lope de Vega, no se libraron de utilizar algunas de las técnicas Gongorinas.

ii. Conceptismo

El conceptismo encaminó sus pasos hacia la modificación del contenido poético, o sea, la alteración del mensaje literario por diversos métodos. Partiendo del ingenio, se realizaba una progresión mental que se manifestaba en la agudeza y concluía en la expresión del concepto. Los conceptistas concebían que el juego de los conceptos constituía la creación poética y literaria en general.
La orientación conceptista conseguía sus objetivos mediante recursos como la deformación de la realidad de forma humorística, ejemplo de la caricatura o el absurdo; el uso de equívocos léxicos y dobles sentidos, ideas o frases, hipérboles, antítesis de palabras, símbolos y alegorías...; o también la utilización de figuras de construcción, como los zeugmas.

B) Poesía tradicional
Los poetas cultos del siglo XVII recurrieron de forma constante a la poesía popular, anónima, de la tradición castellana.
Así, los villancicos, letrillas y seguidillas, que constituían las formas de la lírica primitiva castellana, son retomados por los poetas del siglo XVII e incorporados a sus obras individuales. El teatro barroco asumió frecuentemente estos temas, personajes y formas poéticas, pero fuera del teatro también la obra de Góngora o Quevedo estaba compuesta por romances y letrillas, muchas veces de tipo satírico.
El carácter culto y minoritario de la poesía barroca es un hecho que parecía enfrentarse a la consideración dada al romance y su gran difusión. En todo el siglo XVII la orientación popular será importantísima. Los romances nuevos de los siglos XVI y XVII fueron primero difundidos con música, para más tarde editarse en pliegos sueltos y finalmente ser reunidos en obras conjuntas, como los 1600 del Romancero General. Otras obras del mismo tipo les seguirían, así como numerosas reediciones.

C) Poesía épica y poesía de circunstancias

En el siglo XVII se continúan los intentos de crear una épica española que se iniciara en el Renacimiento. La épica era el género que quizás consiguió mayor prestigio; escritores como Lope de Vega o Bernardo de Balbuena (1568-1627), éste último autor del poema Bernardo o la victoria de Roncesvalles, publicado en 1624, escribieron extensos poemas épicos a imitación de los grandes poemas italianos y latinos, de temas muy variados (burlescos, caballerescos, religiosos, contemporáneos...). No obstante, sería en la poesía lírica donde se conseguirían las mejores realizaciones poéticas del Siglo de Oro.
También la poesía llamada "de circunstancias", que constituía un género de menor inspiración, desarrolló una amplia actividad poética en este periodo. Numerosos poemas de este género fueron escritos para fiestas cortesanas y palaciegas, certámenes y justas poéticas, y otras variadas celebraciones, como nacimientos, laudatorias y de halago a nobles y reyes, aniversarios, etc. A pesar de que esta poesía no tenía por lo general un mínimo nivel como para considerarla dentro de la poética culta, en algunas escasas ocasiones podía alcanzar una calidad muy aceptable.